Cómo mantener a punto un spa. Parte 1

Cuidar de tu spa es importante para mantener el agua limpia y fluyendo de manera adecuada. Un buen mantenimiento de spa implica limpiar el filtro y la cubierta regularmente, así como comprobar los niveles químicos con asiduidad para, si fuera necesario, añadir los productos pertinentes para regularlos.

 

Existen soluciones –como el KIT SPA de SPOOL, que puedes encontrar en el catálogo de Gre– que contienen todo lo necesario para un tratamiento adecuado para el agua de tu spa.

 

Debemos tener presente que si los niveles químicos de nuestro agua son demasiado altos, algunas partes de nuestro spa puede que se corroan. Sí, en cambio, son demasiado bajos, puedes terminar compartiendo baño con una indeseable armada de bacterias.

 

A continuación, os contamos paso a paso cómo preparar el agua de tu spa para un disfrute saludable:

 

 

1. Analizar químicos, añadir químicos

Con un medidor digital, tiras desechables o tu sistema de medición predilecto, comprueba los niveles químicos del spa. Se recomienda hacer estas comprobaciones dos veces por semana.

 

 

2. Añade los químicos de uno en uno

Se recomienda esperar alrededor de dos horas entre la aplicación de químicos al agua. De esta manera nos aseguramos que los químicos se diluyan naturalmente para asegurar su efectividad. Esperar entre el vertido de un químico y el siguiente minimiza también el posible riesgo de reacciones químicas entre algunos de sus aditivos.

 

 

3. Comprobar la alcalinidad total primero

Dependiendo de los valores resultantes en la medición, deberás añadir bicarbonato sódico para elevar la alcalinidad, y bisulfato de sodio para rebajarla.

 

Comprueba la alcalinidad un par de horas después de utilizar los productos. Un Spa equilibrado tiene una alcalinidad total de entre 80 y 120 ppm.

 

 

4. Desinfección de tu spa

El cloro es el desinfectante tradicional por excelencia. Sin embargo, en los últimos tiempos el bromo le viene ganando terreno al ser menos abrasivo y tener un aroma más amable. Otra opción igual de efectiva es utilizar oxígeno activo.

 

 

5. Vigila la dureza del agua

Si tu spa tiene un agua demasiado dura es probable que aparezcan formaciones de sarro. Puedes utilizar un anticalcáreo para prevenir este tipo de formaciones. Si, por el contrario, es demasiado blanda, el agua tomará minerales de otras fuentes como el hierro y el aluminio de tu equipamiento.

 

 

6. Comprueba el nivel de pH

El pH está sujeto a la alcalinidad total, que ya aconsejamos medir en un primer momento. Una vez atendidos los puntos anteriores deberíamos realizar una prueba para comprobar su estado.

 

Recuerda que un nivel de pH saludable oscila entre 7.2 y 7.6 puntos. Productos como ph Plus y pH Minus están específicamente diseñados para este trabajo.

 

Con esto terminamos la primera parte del cuidado de tu spa, dedicada a un correcto equilibrio del agua. Próximamente os contaremos algunos consejos para seguir preservando la limpieza en este entorno de relax que es el spa.

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