Olvídate ya de las fiestas de verano en tu piscina. Esas en las que siempre aparece tu nevera flotante para deleite de los invitados con motivo de festividades propias o ajenas, como cualquier chupinazo de la geografía, o la fiesta de independencia Estadounidense.
Ahora es tiempo de las fiestas acuáticas para una sola persona. Una gran oportunidad para que todos aquellos regalos que infravaloramos brillen y nos hagan por fin un servicio. Ya sean los aceites de ese kit cosmético de las navidades pasadas o ese disco de Enya que no escuchamos en 10 años
Si las semanas se empiezan a hacer pesadas, regalarse una cita semanal con el baño ayudará a enfrentar los lunes con más motivación, y, sin quererlo, nos plantaremos en el nuevo año con la promesa de una nueva primavera.
Por eso, enclaustrémonos en el baño como si un castillo como el de Enya nos arropara, y volquemos en nuestra bañera, o spa, el poder bruto de la imaginación, así como todos esos obsequios de tienda de perfumería que acumulamos con el tiempo.
1. El baño japonés
Famosos por su determinación y disciplina, el baño de los japoneses, a la occidental, se fundamentaría principalmente en una temperatura muy elevada.
Sin el sonido de las cigarras y las vistas de los bambúes, la experiencia pierde fuerza, es innegable. Pero si has tenido la oportunidad de probar estos baños en el país del sol naciente, sentirás como la elevadísima temperatura tiene el mismo efecto que allí.
Fija el termostato entre los 40 y los 60 grados, y verás como pasados los 5 minutos, sentirás la mente tan liviana como las brisas del Fuji-san
2. El baño de algas
Le llega el turno a todas esas algas raras que tienes en la despensa de la cocina expectantes de que te lances a darle una segunda oportunidad a aquella dificultosa receta macrobiótica.
Un baño basado en diversas algas y sal marina se cree que acelera la forma en que el cuerpo elimina desechos y toxinas. También recarga la piel con iones negativos, igual que cuando paseas por la orilla del mar.
Las algas tienen abundantes aceites esenciales y minerales, además de propiedades rejuvenecedoras y desintoxicantes. Recomendadísimo, excepto para los alérgicos al yodo.
3. El baño de aromaterapia.
La aromaterapia suena un poco… a cuento. Pero lejos de valorar su efectividad o no, lo que es indiscutible es que es un aperitivo delicioso para el cuerpo, y eso tiene que tener un efecto positivo en la mente.
Entre los ingredientes de un baño de este tipo podemos encontrarnos extractos relajantes como la lavanda, el azahar, el ylang-ylang o cualquier otro cítrico. Otros se dice que son tonificantes, como la bergamota, la mejorana o el pomelo. Sin olvidarnos del vigor que aporta siempre la menta.
4. El baño de leche
La leche es el producto más hidratante y limpiador que podemos encontrar en las estanterías de nuestra despensa.
Ya os hablamos de cómo beneficiarnos, de manera económica, de uno de estos tratamientos que toman como ingrediente principal la leche de vaca, y sentirnos los reyes del Egipto por un momento.
5. El baño infantil
Todo vale para este tipo de baño.
Llénalo todo de burbujas, colores, y juguetes. El objetivo es librarse de todas las preocupaciones de la edad adulta y volver a poder gozar de la despreocupación inherente a los niños.
Si luego lo culminas con tu tarrina de helado favorita de 500 ml (ya sabes a cuál me refiero) puede que no hagas mucho por tu grasa marrón, pero te sentirás 10 años más joven, como poco.
Y tú, ¿eres el autor de un poderoso e imaginativo baño que el mundo necesita conocer?
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