Iluminando nuestro jardín

Una buena labor de Poolscaping, o paisajismo en torno a la piscina, puede suponer un cambio dramático en el modo en que percibimos el área de ocio y descanso que es el jardín. Ya no se trata solo de refrescarse y pasar un buen rato, una buena decoración de este espacio, con los muebles y vegetación adecuadas, puede ser lo suficientemente deleitable para que muchas veces baste con recostarse en la hamaca a escuchar la danza del agua de la piscina.

En ese aspecto, la luz quizá sea uno de los elementos que más poder alberga a la hora de crear sensaciones. Integrada adecuadamente en el entorno, la luz es capaz de darle un sentido estético a nuestro jardín, o mejorarlo. Es por ello que cualquier estudio y planificación previa es importante de cara a tener el mayor éxito en la elección e instalación de la iluminación.

Lo primero que debemos estudiar antes de lanzarnos a colocar luces arbitrariamente a lo largo del jardín es identificar el uso que que hacemos de cada una de las áreas susceptibles de ser iluminadas.

No es lo mismo iluminar el recorrido del sendero que lleva de la casa al asador, que aquellos espacios asignados para el relax. Evidentemente, debemos encontrar la mejor iluminación para la mesa en la que nos reunimos para cenar, pero no tenemos que olvidarnos de esos lugares en los que hemos encontrado intimidad, como, por ejemplo, el rincón en el que a menudo leemos hasta que se impone la oscuridad.

Debemos buscar el poder estético de las bombillas, sí, pero tampoco debemos despreciar tecnologías que apuestan por la funcionalidad, como los detectores de movimiento. Una buena forma de asegurar que la iluminación en sitios menos utilizados no sea excesiva o suponga un gasto innecesario, como sería el caso de la caseta para la leña.

En la misma onda, tenemos las lámparas solares. El principal inconveniente es que, si van a estar ocupadas en enfatizar la belleza de algún elemento, como el árbol de la casa del que más orgullosos estamos, hay que cuidar que este tipo de lámpara reciba suficiente cantidad de luz solar para que pueda desarrollar su cometido por la noche. Lo mismo, o más importante, si utilizamos este tipo de iluminación para marcar tramos a recorrer a bordo de algún vehículo.

Otro aspecto a tener en cuenta es el color y la temperatura del color de las fuentes de iluminación. En la era del LED en la que estamos inmersos, parece que no queda espacio ya para la intimidad a las que no tenía acostumbrados la lámpara de tungsteno y sus cálidos 3000 grados Kelvin. Pero lo cierto es que el LED viene personalizable en multitud de colores, y, en su variante de luz natural, respeta mejor los colores de las maderas y superficies que pueblan el jardín. La elección queda a gusto del usuario.

Por último, y no menos importante, recordar que el interior de la piscina también se puede iluminar. Dada la fácil instalación de los led para piscina, y su personalización, es un buen comienzo para traer nueva luz al jardín y ver así una pequeña demostración del efecto que tiene en el entorno.

En definitiva, iluminar el área que en que enmarcamos nuestra piscina puede ser un asunto de relativa prioridad. Todo depende del tiempo que dediquemos a la vida en el jardín y la manera en que lo disfrutemos. Muchos usuarios están convirtiendo el jardín en su segundo salón, designando, incluso, espacio para el entretenimiento audiovisual.

Recuerda que una buena planificación lo es todo, y que, a pesar de ser relativamente sencillo otorgarle nueva vida al jardín con unas pocas bombillas, pedir consejo a un decorador o especialista en iluminación con experiencia en destacar los elementos de interés, como la piscina, puede convertir nuestro jardín en el templo personal con el que siempre habíamos soñado.