Tener la piscina en óptimas condiciones es un lujo al alcance de todos. Aunque no se convierta en un festín de restaurantes a domicilio durante el fin de semana, acaba acumulando tanta suciedad como la tan poblada salita.
Para no olvidarnos de llevar a cabo las mínimas tareas de mantenimiento, lo mejor es establecer un calendario realista. Lleva menos tiempo del que parece, y se puede finiquitar, si uno es supersticioso, durante las peliagudas horas de digestión.
Independientemente del uso que le demos, realizando estas medidas básicas de higiene, por lo menos una vez a la semana, conseguiremos ser los orgullosos propietarios de una impecable piscina:
1 – Podemos empezar por lo más fácil y deshacernos de las hojas y cualquier resto llamativo que veamos en la superficie con ayuda de nuestro recogedor de hojas. Esta es una tarea que bien podría realizarse diariamente si tenemos el recogedor a mano.
2 – Un buen cepillado es lo que más le gusta a tu piscina. Especial atención merece la linea de flotación, sin olvidarse de las paredes ni el fondo, que, aunque parezcan todavía limpias, pueden estar anidando algún tipo de vida microscópica.
3 – Después le tocaría el turno a nuestros amigos aspiradores. No hace falta que destaquemos la comodidad del robot limpiafondos por encima de la del aspirador convencional, pero ninguno debería escapar a su cita semanal con el fondo de tu piscina.
4 – El skimmer merece que le echemos un ojo, o dos, cada semana. Limpiar los pocos restos que aparezcan nos libra de tener que quitarlos todos de golpe, algo que repercute en el óptimo funcionamiento del dispositivo.
5 – Por último, hay que comprobar el filtro. Si es de cartucho un buen chorro de agua a presión podría valer. En el caso de la arena tendremos que vigilar que no se acumule mucha suciedad en la parte superior y después removerla un poco. Para esta tarea es recomendable revisar antes las instrucciones del fabricante.
Recuerda que no hay nada más importante que mantener la depuración de tu piscina funcionando tantas horas al día como necesite. Esto requiere de cierta matemática en función del tamaño de tu piscina y la zona en la que te encuentras, pero, ante la duda, lo mejor es pasarse de largo. La circulación del agua es necesaria para que todos los componentes del sistema de filtrado operen como es debido.
Y eso sería todo.
Aunque en esta vida nada es garantía, y podemos tener problemas mayores fruto de las condiciones medioambientales o de la simple mala suerte y sufrir, por ejemplo, floraciones de algas frecuentes.
Se dice que ante problemas más grandes una cloración de choque a la semana no hace daño a nadie y nos protege de muchos problemas. Ahora, este proceso ya deja de ser sencillo y nos puede privar de varios días de uso y disfrute de nuestra pileta.
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