Sí. Nos referimos a ese tipo de “accidente” en la piscina. Un marrón frente al que poca gente sabe cómo actuar, a pesar de exigir una rápida respuesta, nervios de acero y mucho temple.
Giardia Intestinalis, Escherichia Coli, Molluscum Contagiosum, Criptosporidiosis diarreica… No son eufemismos para “eso” que flota en tu piscina, sino algunas de las enfermedades que pueden viajar en su haber y que, una vez en el agua, pueden buscar un nuevo huésped entre los bañistas.
El problema, aunque frecuente en las piscinas de ámbito público, es particularmente poco común en albercas privadas. Es bien sabido, o debería serlo, que aquellas personas susceptibles de tener un escape, de los gordos, tienen terminantemente prohibido el baño.
Por ello, si queremos evitar una pataleta, en lugar de prohibir la piscina a niños incontinentes o demasiado pequeños, podemos calzarles unos pañales aptos para el agua. Los adultos con diarrea, lamentablemente, tendrán que buscar una alternativa al baño, cuanto más lejos de la piscina, por si acaso, mejor.
Entonces, ¿qué hacer cuando encontramos heces en la piscina? Lo mejor es mantener la calma y seguir estos pasos. Ya habrá tiempo para reprimendas más tarde.
1 – Abandonar la piscina inmediatamente. Estas enfermedades pueden causar algo más que simple malestar. Son peligrosas.
2 – Sacar los excrementos de la piscina. Un recogehojas puede ser de ayuda, pero deberás asegurarte de desinfectarlo bien antes de volver a utilizarlo. Sumérgelo en una solución de cloro o empápalo bien con lejía.
3 – Elevar el nivel de cloro de la piscina hasta los 10 o 15 ppm, por medio de hipoclorito de calcio al 65%. Recuerda que materiales como el vinilo del liner pueden decolorarse ante semejante cantidad de químico, por lo que se recomienda disolverlo antes en un cubo de agua antes de verterlo sobre la piscina.
Lamentablemente, el criptosporidio y algunas amebas pueden resistir este tratamiento, con lo que si quieres asegurarte al 100% de que tu agua es segura, deberías llevar una muestra a ser testada por un especialista.
Una vez vertido el producto hay que dejar que el sistema de filtrado mantenga en circulación el agua durante al menos 24 horas.
4 – Antes de volver al agua conviene esperar a que el nivel de cloro baje, ya sea de forma natural, esperando un par de días más con el filtrado en funcionamiento, o utilizando un neutralizador de cloro para acelerar el proceso.
5 – Cuando el nivel de cloro se sitúe entre los 3 y 5 ppm y el resto de las mediciones estén en orden, podemos volver al agua sin miedo.
Durante todo el tiempo que dura el proceso habremos sido capaces de elaborar una reprimenda contundente pero amable con el infractor. Quizá el paso más importante para que este tipo de desagradables situaciones no vuelvan a suceder.
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