¡Que no le roben el calor a tu piscina!

En plena temporada de baño, después de realizar todos los preparativos y rituales de apertura de nuestra piscina, parece que poco queda ya de lo que preocuparse.

Nuestro principal cometido a partir de ahora sería cuidar el estado de nuestras aguas a toda costa.

Aparte de los equilibrios químicos, la temperatura de nuestras aguas es un valor que, a priori, parece no importar demasiado si se espera un verano de sol centelleante.

Pero el calor que puede llegar a perder nuestra piscina, sobre todo por la noche, puede suponer un derroche energético que no todos estamos dispuestos a tolerar.

Pero, ¿de qué manera pierde calor tu piscina?

Cada centímetro cuadrado de la superficie de tu piscina pierde calor al viento mediante el proceso de la evaporación. Y cuanto mayor es el viento, mayor la pérdida.

La evaporación por sí misma supone una pérdida de más de la mitad del calor de tu piscina. Alrededor de una tercera parte es lo que se lleva el viento de la superficie del agua, y se estima que una pérdida de en torno al 10% va a parar a la tierra.

Partiendo de esta situación, la mejor forma de hacer frente a este problema es hacerse con una cubierta térmica que proteja nuestra piscina durante el verano.

Y, digo proteger porque, la cubierta térmica no solo va ayudarte a conservar el preciado calor que codicia nuestro enemigo el viento, sino que también te va a librar de toda la porquería que nuestro huracanado antagonista pretende verter sobre tus aguas.

Todo esto, claro está, también se traduce en un ahorro en productos químicos, ya que una vez alcancemos unos valores óptimos para nuestras aguas, deberemos velar por mantener esa estabilidad, siendo el uso de una cubierta uno de los métodos más naturales a nuestro alcance.