El Castillo Hearst y sus increíbles piscinas

Quizá hayas visto el videoclip de la canción G.U.Y. de Lady Gaga. Podemos estar de acuerdo en que no es el mejor video que nos ha regalado la italo-americana, pero en su visionado podemos deleitarnos con escenas de dos de las piscinas más poderosas del planeta. La piscina Neptuno y la piscina Romana del castillo Hearst de California.

 

 

El castillo Hearst

La historia del Castillo Hearst comienza en 1865, cuando George Hearst adquiere 40 000 acres de terreno que más tarde heredaría su hijo William Randolph Hearst, quien siguió comprando tierra alrededor de San Simeón, California, hasta llegar a los 250 000 acres.

 

William, con la ayuda de su fiel arquitecta Julia Morgan –por otro lado, la primera mujer admitida en la escuela de Bellas Artes de París y la primera arquitecta de California– concibe el retiro que bautiza como “La cuesta encantada”.

 

Para cuando, debido a su delicada salud, Hearst abandona el emplazamiento allá por el año 1947, la finca, que seguía sin terminar, disponía de 165 habitaciones con 123 acres dedicados a jardines, terrazas, piscinas y zonas para pasear. Todo ello adornado con una legendaria colección de arte.

 

Pero, ¿quién fue William Randolph Hearst?

 

Quizá también hayas visto la mítica película de Orson Welles, Ciudadano Kane, cuya historia trata sobre la vida y legado de Charles Foster Kane, un personaje ficticio basado en el propio William Randolph Hearst.

 

Naturalmente, Hearst hizo todo lo que estuvo en su mano para atentar contra el lanzamiento de la película, pero en los años de la Gran Depresión el poder de Hearst no era el de entonces y lo único que consiguió fue mermar las cifras de la taquilla.

 

¿Y por qué era tan poderoso el señor Hearst? Entre otras cosas, por su imperio empresarial en los medios de comunicación. William era dueño de 28 periódicos nacionales; además de diversas empresas editoriales, cadenas de radio y revistas como la Cosmopolitan.

 

William Randolph Hearst es uno de los más afamados precursores de lo que hoy conocemos como “prensa amarilla”. Un megalómano que utilizaba su poder en los media para favorecer sus intereses comerciales y políticos, manipulando la información a su antojo y creando todo tipo de escándalos. Por ejemplo, fue una de las piezas clave para que conflictos como la Guerra de Cuba se recrudeciesen.

 

Pero mejor seguimos con el castillo, que encierra más belleza que la historia de su fundador.

 

Las piscinas del Castillo Hearst

La construcción para la primera de las dos piscinas del Castillo Hearst, la piscina Neptuno, comenzó en el 1924 y terminó en 1936. Tres piscinas fueron construidas en el emplazamiento, a cada cual más grande. Pero Hearst, que utilizaba a sus numerosos hijos como excusa, la quería todavía más tocha.

 

La segunda versión, acabada en 1927, ya presentaba un mayor tamaño, e incluía una cascada con peldaños de cemento desde los cuales fluía el agua. Las esculturas de Neptuno y las nereidas se emplazaron coronando esta cascada.

 

La parte central de la piscina y el extremo norte se elaboraron con partes de la fachada de un antiguo templo romano que William había comprado y desplazado, piedra por piedra, desde tierras europeas hasta San Simeón.

 

La actual versión de esta piscina se terminó en el año 1936, con casi 32 metros de largo por 17 de ancho con una profundidad máxima de 1.5 m. No es la piscina Haiti de Gre, pero casi.

 

Por otro lado, la piscina que encontramos en el interior del castillo, La piscina Romana, replica el estilo de un antiguo baño romano, como las termas de Caracalla del 217 dC. A su vez, los mosaicos que lo adornan están inspirados en los encontrados en el mausoleo de Gala Placidia en Rávena, Italia, del siglo V.

 

Decorada por el ceramista y muralista Camille Solon, los mosaicos de la piscina romana están formados por azulejos de vidrio smalti, unos cristales de color azul y dorado que recuerdan al cristal veneciano y que otorgan a la estancia, y sobre todo al agua, una luminosidad casi fluorescente.

 

No nos extraña que Lady Gaga eligiera una localización tan ensoñadora como esta para rodar su videoclip y perrear con su plantel de apolíneos bailarines sobre el agua.

 

Dejando las piscinas de lado, otros lugares destacables del Castillo incluyen una bodega de vino que fue construida durante la era de la prohibición, y que escondía cámaras secretas para proteger piezas de la colección de arte.

 

En su momento, el castillo contaba también con el zoológico privado más grande del mundo, que guardaba especies de todo el planeta. Sin olvidarnos del aeropuerto privado para que la arquitecta Julia Morgan y cualquier persona designada para la creación de la finca pudieran personarse rápidamente en la puerta de Casa Grande.

 

Quitando alguna remodelación inevitable, la mansión mantiene intacta su decoración y todavía guarda alguna de las piezas de arte que no se vendieron o donaron a museos, como pueden ser estatuas egipcias, sarcófagos o tapices romanos.

 

En la actualidad, el castillo Hearst es de público acceso y una de las más grandes atracciones del estado de California. Una visita obligada para los que planeen un viaje por la costa oeste de los Estados Unidos.

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