Se acaba el verano y toca buscar fórmulas para mantener y cubrir la piscina durante el invierno en las mejores condiciones posibles. Una buena elección es utilizar un cubre piscinas, un sistema que garantiza el buen mantenimiento, ya sea para volver a abrirla en el próximo periodo estival o si algún valiente quiere darse un chapuzón durante el invierno.
¿Por qué comprar un cubre piscinas para el invierno?
- El cubre piscinas garantiza tanto la conservación ideal de la piscina como del agua, y supone un importante ahorro económico a la hora de regular la temperatura del agua. Este sistema puede generar un aumento de hasta cuatro grados en el agua. Si algún valiente quiere darse un baño en pleno invierno, notará el ambiente un poco más caliente de lo habitual. De hecho, hay familias que utilizan una cubierta para piscinas también en verano, en zonas de España donde en las noches suele refrescar. La diferencia entre utilizar la cubierta antes de ir a dormir y no hacerlo es considerable a la hora de bañarse durante el día siguiente.
- Otro punto a favor de utilizar cubre piscinas durante el invierno es que se reduce el consumo de cloro, lo que se traduce en un mayor respeto al medio ambiente y un ahorro económico. Una cubierta provoca que la degradación del cloro dentro del agua no sea tan pronunciada, por lo que se utilizan menos pastillas para mantener el agua limpia.
- También se reducen los niveles de evaporación, que es el principal factor de pérdida de agua en una piscina. La luz solar no penetra con tanta fuerza, de manera que resulta más difícil que el agua se evapore.
- La limpieza del agua de las piscinas también mejora con una cubierta por el sencillo motivo de que las hojas y maleza caen ahora sobre la cubierta. Esto evita que se acumule suciedad en las paredes y el suelo, además de las habituales obstrucciones. Si el flujo del agua se bloquea, los filtros de piscina tienen que funcionar a pleno rendimiento. Cuando esto ocurre, el coste es doble, pues afecta al tiempo y al gasto de electricidad si hay que aspirarlas o moverlas con un robot. Se evita, además, el desgaste de los skimmers. En ese sentido, el agua está más limpia y se reduce el uso de cloro. En líneas generales, se consigue una mayor calidad del agua, reduciendo además el desgaste de los materiales y el coste económico.
El cubre piscinas es, en definitiva, un sistema para ganar tiempo y dinero. Se consigue una piscina prácticamente autosuficiente, cuyo mantenimiento va solo. Solo hay que buscar la mejor cubierta para el modelo correspondiente, una elección en la que se tiene en cuenta el uso que se pretende hacer de ella durante los próximos meses. Evita tantos problemas que hace que no haya que estar tan pendiente de la piscina, además de garantizar una óptima conservación, tanto del agua como de toda la tecnología y los instrumentos que la rodean. Con esta opción, los propietarios pueden estar meses fuera de casa sin tener que preocuparse por la situación de la piscina. Ésta se mantendrá siempre en buenas condiciones y preparada para ser abierta de nuevo en cualquier momento.
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